Muere Fernández y muere el béisbol

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El 25 de septiembre del 2016 será recordado oficialmente en el mundo por el día que murió el béisbol. Un prodigio en forma de estrella fugaz y llamado José Fernández ha muerto pasadas las 3 de la madrugada.

Siempre fui fiel a pensar que el béisbol y el deporte en su interior viven en cada partícula de la naturaleza, pero hoy no tengo la misma seguridad ni certeza.

No puedo mentir.

El bote con cerca de 30 pies se atravesó contra un despeñadero de rocas y colapsó. Allí mismo quedaron todas las esperanzas con la muerte inverosímil del gran “Delfín” de Santa Clara. Un chico que rompió los modelos del béisbol. Se río de todos y de sí mismo. Bateaba como si fuera una pelota de golf y lanzaba como un Dios griego renacido en los tiempos donde no existe el renacimiento.

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Fernández fue y será un eterno Hall of Fame de los corazones, no de Cooperstown, donde descansan otros inmortales. Estuvo liderando a todos los cubanos en efectividad con 24 años.

Fernández-2.58

Cuellar—-3.14

Luque—–3.24

Tiant—– 3.30

Su temporada de 253 ponches era la mejor de un pitcher con 24 años desde que lanzaban Dwight Gooden o Roger Clemens.

Pero la vida y la muerte viajan en la misma carrera y en el mismo carril. El bote en el que iba Fernández chocó contra una línea de rocas que representó en mi mente al iceberg del Titanic. Un futuro lleno de luces, apagado en el hueco terrible de la noche.

La vida tiene esos días en los que piensas que todo es un sueño irreal o una pesadilla. Esos días malos que nadie acepta, porque la muerte, por ser el final nunca es aceptada, y sí negada. Pero cuando el ser humano es único-irremplazable, la muerte se hace más imposible de creer.

José Fernández era único e irremplazable.

La presencia de “Delfín” en un terreno de béisbol es insustituible. Un héroe romano magnánimo. Un guerrero traduciendo un lenguaje que los demás, con instrumento y todo, no entendían. Y eso sólo ocurrió porque el lenguaje de “Delfín” era tan único por ser el mismo de las estrellas que brillan después de muertas.

Su slider nunca más será observada. Un lanzamiento único que desafío sus reglas mismas mientras tocó las tres zonas del plato.

La velocidad de Fernández era diferente. Él estaba en un proceso muy divergente con respecto a los demás. En otro mundo paralelo, en otra dimensión cercana. En una inspiración donde solo conviven la alegría y el sueño.

Y hoy el dolor.

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Sé que este blog llamado corazón del béisbol sobrevive de la búsqueda de hallar vida inteligente en un juego que es más que un juego. Hoy este blog no cumple consigo mismo. Se halla rompiendo su mismo esquema.

El béisbol ha muerto. Desconecten los cables y las luces, ya no está José Fernández. El dolor infinito de solo verse, se contrae. Escuálido y torpe. La nostalgia de lo que pudo haber sido se aleja en el rostro de lo que ya no será.

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Author: francysromerooncuba

Francys Romero (Santa Clara, 1986). Licenciado en Letras. Se inició en el periodismo como columnista de la revista OnCuba. Ha colaborado, además, en Progreso Semanal, Diario de Cuba y Playoff Magazine, siempre escribiendo sobre béisbol. Sus estudios e investigaciones han sido citados en sitios especializados como The New York Times, ESPN Magazine, Reuters y National Public Radio. Desde 2017 escribe para los medios MLB y CiberCuba. Pertenece a la Baseball Writers Association of America (BBWAA). Desde 2016 reside en Estados Unidos.

3 thoughts on “Muere Fernández y muere el béisbol”

  1. Grande Francys así mismo hoy muere el beisbol, hoy los hijos de santa clara y el béisbol están de luto. Gran artículo

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